Por comprar un pack de ostras he regalado un coche de radiocontrol

Érase una vez un coche de radio control que me regalaron por mi cumpleaños. Me lo regaló mi abuelo y aún lo conservo.

DALL·E 2023 02 08 11.21.36 Por comprar un pack de ostras he regalado un coche de radiocontrol

Un buen día fui a comprar ostras. Estaban de temporada y eran muy baratas. Compré suficientes para mí y unos amigos. Al día siguiente, cuando abrí la bolsa de ostras, una de ellas se había escapado por el agujero de la bolsa. Seguía viva, como demostraban sus desesperados intentos de nadar en círculos fuera de la bolsa.

Érase una vez un coche de radio control que me regalaron por mi cumpleaños. Me lo regaló mi abuelo y aún lo conservo.

Un coche teledirigido es un juguete que se controla con un mando a distancia. Puedes competir con otras personas y también conducirlos tú solo. Es divertido jugar con ellos, pero pueden ser caros.

Un buen día fui a comprar ostras. Estaban de temporada y eran muy baratas. Compré suficientes para mí y unos amigos. Al día siguiente, cuando abrí la bolsa de ostras, una de ellas se había escapado por el agujero de la bolsa. Seguía viva, como demostraban sus desesperados intentos de salir de la bolsa nadando en círculos. La volví a meter en la bolsa y me la llevé a casa para que se liberara bajo la atenta mirada de mi gato.

La volví a meter en la bolsa y me la llevé a casa para liberarla bajo la atenta mirada de mi gato.

La ostra estaba bastante animada, así que para darle un poco de paz decidí llevarla a las colinas cercanas, donde abunda la fauna salvaje y hay mucho espacio para que una ostra pueda deambular sin estar atrapada en ningún tipo de jaula, como una pecera o algo así.

Cuando llegué, abrí la mochila y saqué el coche de radiocontrol que me había regalado el padre de un amigo el año pasado por mi cumpleaños. Seguía funcionando bien a pesar de haberlo usado sólo una o dos veces desde entonces (mi familia no tenía mucho tiempo para juguetes), así que decidí regalar este valioso objeto en vez de quedármelo yo.

Fue un buen día tanto para la ostra como para mí. Tuvo la oportunidad de vivir una pequeña aventura y yo la tranquilidad de saber que no iba a morir en cautividad.

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