Por:
- Eduardo “Lalo” Boné MorónGerente Senior, Programa EDF Cuba Oceans
- Juan Carlos DuqueGerente de Proyecto del Corredor Biológico en el Caribe del PNUMA
- José “Pepe” GerhartzEspecialista en Conservación de la Secretaría de la CBC
“La vida gira en torno al clima”, dice José Luis “Pepe” Gerhartz, un especialista sénior en conservación de la Iniciativa del Corredor Biológico del Caribe, o CBC, una iniciativa conjunta entre Cuba, República Dominicana, Haití y Puerto Rico. El conocimiento científico generado por Pepe, entre muchos otros expertos dedicados al estudio del clima, indica que el cambio climático está provocando alteraciones drásticas en nuestros océanos. Estas alteraciones están afectando inevitablemente a los ecosistemas marinos ya los millones de personas que dependen de ellos. Las pesquerías ya están sufriendo debido a que los cambios en la temperatura del mar, las corrientes marinas y muchos otros procesos en los océanos afectan la abundancia y distribución de las especies marinas. Ciertos organismos podrán adaptarse, desplazándose en busca de mejores condiciones. Sin embargo, muchos otros no lo harán, lo que podría reducir la capacidad de los océanos para prosperar y nutrir al mundo.
¿Qué significan las pesquerías resilientes para las áreas tropicales?
Los cambios en los océanos afectarán a todo el mundo, pero las regiones tropicales son especialmente vulnerables a la disminución de la producción pesquera a medida que las especies se desplazan hacia los polos en busca de aguas más frías. Esto incluye a los 40 millones de personas que viven en el Caribe, cuyas economías dependen en gran medida de las actividades marinas, incluida la pesca y el turismo marino.
Más de 7.000 islas del Caribe conforman un mosaico incomparable donde se fusionan diversas culturas, lenguas e intrincados paisajes. Gracias a esta diversidad y la resiliencia que brinda, los habitantes de la isla han podido enfrentar las adversidades del clima y otras tensiones a lo largo de los siglos. Sin embargo, el cambio climático moderno ha traído efectos sin precedentes en la historia humana. El futuro de nuestras conexiones con el mar, incluidas las pesquerías, depende de nuestra resiliencia, un concepto definido por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, o FAO, como la capacidad de las comunidades para anticiparse a las crisis y recuperarse de manera oportuna, eficiente y segura. manera sostenible.
EDF, junto con socios regionales, incluido el Iniciativa del Corredor Biológico del Caribe y el Oficina para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, trabaja hacia ecosistemas y océanos saludables que benefician a las comunidades costeras. Juntas, estas organizaciones realizaron el seminario virtual, “Pesquerías resilientes al cambio climático en el Caribe”, con un enfoque en Cuba, República Dominicana y Puerto Rico. El seminario se llevó a cabo el 28 de septiembre, el 5 de octubre y el 12 de octubre de 2021 y reunió a 140 personas de 16 países para intercambiar experiencias e impulsar las colaboraciones regionales en torno a la resiliencia pesquera.
En el seminario, el Dr. Manuel Barange, director de la División de Recursos y Políticas de Pesca y Acuicultura de la FAO, compartió una conferencia magistral sobre la perspectiva global propuesta por la FAO para guiar la gestión adaptativa de la pesca al cambio climático. Dado que cerca del 12% de la población mundial depende de la pesca y la acuicultura, el Dr. Barange pide una acción inmediata y urgente.
“Con los impactos del cambio climático en la pesca, no se trata solo de minimizar el daño ni de mantener el statu quo, sino también de maximizar las oportunidades”, dijo el Dr. Barange. Explicó que, dada la estrecha relación entre las comunidades pesqueras y nuestros océanos, no es factible simplemente proteger el mar. Se necesitan acciones de gestión dinámicas y ambiciosas para lograr pesquerías y ecosistemas saludables. No hay mayor motivación que el cambio climático para atender este llamado.
En los trópicos, un desafío común es que muchas de las pesquerías son multiespecíficas y de pequeña escala. Estas son pesquerías complejas que a menudo involucran muchos sitios de desembarque y varios tipos de artes de pesca que capturan diferentes especies a la vez. Esta complejidad, exacerbada por el cambio climático, dificulta el seguimiento y la evaluación de las poblaciones de peces y el establecimiento de una gestión pesquera adecuada. Afortunadamente, aprendimos que las comunidades y los gobiernos del Caribe tienen una amplia cartera de instrumentos para seguir aumentando su resiliencia en la pesca y otros sectores.
¿Cómo están progresando los países hacia pesquerías resilientes?
La propuesta del Dr. Barange es factible. Lograr una pesca resiliente requiere eficaz ordenación pesquera que promueva el uso sostenible de los recursos pesqueros sobre la base de diversos objetivos socioeconómicos. En Cuba, la nueva ley de pesca exige ciencia y un consejo asesor para orientar la gestión pesquera. En República Dominicana se identifican áreas prioritarias para la gobernanza pesquera, incluyendo la diversificación de productos y mercados, así como la promoción del liderazgo comunitario. En Puerto Rico, el cercenamiento de aletas de tiburón está efectivamente prohibido en base a acuerdos locales, y hay muchos otros ejemplos en el Caribe.
los uso de la ciencia y los datos es de la esencia. El seminario destacó algunos de los muchos avances científicos que se están realizando en la región del Caribe para comprender las tendencias en la biodiversidad, la producción pesquera y los efectos del cambio climático en las comunidades costeras. La investigación en curso para comprender los impactos climáticos a escala local e informar la toma de decisiones de la comunidad en el Caribe seguirá siendo una herramienta importante para prepararse para el cambio climático. Además, la investigación que se enfoca en tendencias más amplias, como evaluaciones regionales de vulnerabilidad climática y predicciones de cambios en la distribución de especies dentro y más allá de la región del Caribe, puede ayudarnos a comprender cómo los impactos climáticos se extienden más allá de las jurisdicciones locales y nacionales. Estos esfuerzos científicos nos ayudarán a comprender los desafíos que enfrentarán las comunidades para que puedan prepararse mejor para los desafíos y oportunidades que presentará el cambio climático.
Dada la naturaleza cambiante de las pesquerías, que se ve incrementada por los impactos del cambio climático, los administradores de pesquerías deben estar preparados para revisar y modificar continuamente sus objetivos en función de los resultados del monitoreo. Esta flexibilidad inherente debe ser colaborativa e involucrar a tantos actores como sea posible para asegurar su éxito; por lo tanto, la gestión debe ser participativo En Puerto Rico, las cooperativas pesqueras promueven la comunicación y la cohesión social, facilitando las conexiones entre la ciencia, el manejo y las políticas pesqueras con el trabajo en el agua. En Belice, la cogestión pesquera es un pilar de su sistema nacional de acceso administrado, que promueve la responsabilidad compartida entre los diversos actores e impulsa la toma de decisiones en respuesta a los rápidos cambios en las variables ecológicas y socioeconómicas. Al incorporar múltiples voces y perspectivas en todas las fases de la gestión pesquera, se maximiza la eficacia y la distribución de costos y beneficios.
Cuando el cambio es lo único constante, también se debe buscar una gestión eficaz y participativa. de precaución y establecer sistemas para hacer frente a la incertidumbre y el riesgo. Incluso cuando no tenemos acceso a toda la información sobre los impactos potenciales del cambio climático, la gestión pesquera puede y debe operar a pesar de esta incertidumbre utilizando sistemas flexibles. En la República Dominicana, Cuba y otros países del Caribe, se aplica un enfoque de precaución para garantizar que las pesquerías actúen con cautela y eficacia. Existen varias herramientas para evaluar los riesgos relacionados con el cambio climático. Estas herramientas ayudan a las pesquerías a definir objetivos, considerar cambios en la distribución y productividad futuras, proteger las especies más vulnerables y centrar los esfuerzos de sostenibilidad en especies más resistentes.
Finalmente, este sistema efectivo, participativo y precautorio también debe ser adaptado. Las estrategias de gestión son experimentos que deben ser constantemente analizados y reevaluados. En Cuba, el manejo de la langosta considera diversas variables climáticas para decidir cómo modificar los parámetros de captura de manera adaptativa, asegurando así que las poblaciones sean estables y productivas. La acuicultura también es una importante estrategia de adaptación priorizada por naciones de todo el mundo como una alternativa para continuar alimentando a millones de personas y disminuir la presión sobre las pesquerías silvestres.
Una nueva oportunidad para avanzar juntos
El proyecto de tres años, “Aplicación de soluciones basadas en la naturaleza para aumentar la resiliencia costera y la capacidad de adaptación al cambio climático en áreas protegidas de Cuba”, que cuenta con el apoyo del Caribbean Biodiversity Fund y coordinado por el Centro Nacional de Áreas Protegidas de Cuba y la Wildlife Conservation Society, junto con EDF y varias instituciones cubanas, es un ejemplo de colaboración en la región. Este proyecto diseñará e implementará proyectos basados en la naturaleza soluciones para lograr una mayor resiliencia socioecológica en las áreas marinas protegidas de Cuba y las comunidades costeras asociadas. También ayudará a reducir los riesgos climáticos para las personas frente a fenómenos meteorológicos extremos, el aumento del nivel del mar y la pesca menos productiva. Trabajar juntos en alianzas sólidas para encontrar soluciones creativas a los desafíos del cambio climático es clave para la protección de los recursos marinos y para mejorar los medios de vida de las comunidades en el Caribe.
Este seminario mostró que hay avances significativos en materia de pesca sostenible en el Caribe y el resto del mundo. Sin embargo, los esfuerzos aislados no son suficientes. La interconectividad ecológica y socioeconómica que rige los sistemas pesqueros en el Caribe requiere una mayor integración y cooperación entre los países de la región. Se necesitan plataformas para facilitar la coordinación entre las comunidades que pescan en las mismas aguas y crear nuevas oportunidades para unir a las comunidades costeras, los científicos y las áreas marinas protegidas. La Iniciativa del Corredor Biológico del Caribe existente está trabajando a través de su mecanismo de gobernanza para posicionarse como una de estas plataformas, y EDF y varios socios regionales están listos para continuar apoyando este trabajo.
2022 es el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales, o AIPAA 2022. Únase a EDF y a muchas otras organizaciones de todo el mundo mientras aprovechamos esta oportunidad para atender el llamado del Dr. Barange y garantizar pesquerías resilientes al clima para las generaciones venideras.