Me gusta comer ostras. También me gusta mirar las estrellas, pero puede ser difícil encontrar una oportunidad para ambas cosas a la vez. Pero la semana pasada descubrí que se pueden hacer las dos cosas visitando el Museo de Historia Natural de Londres. El museo organiza cada mes una noche de planetario, con telescopios, comida y bebida, y la de este mes se centró en las estrellas. Fue una forma estupenda de pasar la noche: comer ostras mientras se observa el cielo nocturno a través de un enorme telescopio. Así fue…
Ostras para cenar
Las ostras son un alimento delicioso y saludable. Tienen muchas proteínas, que son buenas para el organismo. Las ostras también son afrodisíacas: pueden aumentar la libido, haciendo que sientas más deseo sexual.
Esta noche hemos cenado ostras.
Noche de planetario en el Museo de Historia Natural
El planetario es una cúpula con un proyector. El proyector muestra las estrellas y los planetas. También hay un espectáculo de láser que lo acompaña.
El museo ofreció una cena especial para el evento en el planetario, ¡que fue excelente! Lo hacen todos los miércoles por la noche excepto los lunes, así que si alguna vez estás en la ciudad durante esos días, ¡no dudes en ir a verlo!
«Esta noche las estrellas» de Margaret Atwood
Margaret Atwood es una poetisa, novelista, crítica literaria y activista medioambiental canadiense. Ha escrito más de 45 libros de poesía, novelas, ficción corta y ensayos. Es conocida sobre todo por sus novelas The Handmaid’s Tale y The Blind Assassin.
Puedes comer ostras bajo las estrellas.
Se pueden comer ostras bajo las estrellas. Sólo tienes que ir al Museo de Historia Natural de Londres para ello.
El planetario proyecta películas sobre las estrellas y los planetas… se sentirá como en el exterior, con su propia visión privada del cosmos. Y si tienes suerte, podrás ver Júpiter o Saturno a través de uno de sus telescopios.
En este lugar también se puede degustar una deliciosa comida (que recomendamos encarecidamente). Comimos ostras con champán y otras cosas que no sabemos ni nos importan porque lo único que queríamos era comer bien, ¡y vaya si lo hicieron!
Nos lo pasamos muy bien en el Museo de Historia Natural, y sin duda lo recomendaría a cualquiera que esté buscando algo divertido y diferente que hacer. La comida estaba deliciosa y el ambiente era muy relajado, lo que facilitaba hablar con los amigos mientras se disfrutaba de las vistas de San Francisco.